El Doom City Fest 2024 fue más que un simple festival; fue una experiencia. Un viaje a través del tiempo y el espacio, un ritual sonoro que nos sumergió en las profundidades del doom metal y nos conectó con una comunidad vibrante y apasionada. Celebrado en el corazón de la Ciudad de México, este festival demostró que la escena DIY mexicana está más viva que nunca.

Desde los clásicos riffs del stoner/doom, revividos por bandas como Weedsnake, hasta las atmósferas densas y melancólicas de Mizmor, el festival fue un recorrido por la evolución del género. Cada banda aportó su propio toque, creando un tapiz sonoro que satisfizo a los fans más exigentes.

Sin embargo, no todo fue perfecto. Pues al inicio del show de Weedeater el sonido tuvo ciertas complicaciones que afortunadamente fueron arregladas con rapidez. Además, las filas para las bebidas y la comida, así como los baños se extendieron en algunos momentos, no sé si el recinto está empezando a quedar corto para el festival, a pesar de ser la segunda edición.

Más que un Concierto: Una Experiencia

El Doom City Fest no solo fue una celebración musical, sino también un espacio para conectar con personas que comparten la misma pasión. El recinto de la Ex-harinera, con su estética industrial y sus murales, proporcionó el escenario perfecto para una experiencia inmersiva. Además que los dos escenarios tanto Sangriento como el LSDR fueron dignos lugares para que el ambiente fuera relajado, inclusivo y lleno de energía. La organización del evento fue cuasi-impecable, lo que permitió que los asistentes se concentraran en disfrutar de la música.

– Desollado: Desollado no vino a jugar. Desde el primer acorde, la banda inundó el escenario con una ola de sonido que sacudió a todos los presentes. Los riffs eran tan densos y poderosos que parecía que las paredes del recinto podían venirse abajo en cualquier momento. Con una energía desbordante, Desollado demostró por qué son una de las bandas más brutales y contundentes de la escena nacional. Si estabas buscando un baño de realidad sonora, Desollado te lo proporcionó con creces.

– Age Of The Wolf: Age of the Wolf, los lobos costarricenses, irrumpieron en el Doom City Fest como una manada hambrienta, desatando una tormenta sónica que sacudió los cimientos del recinto. Su sonido, una amalgama de fuzz, sludge y riffs pesados como rocas volcánicas, nos transportó a una jungla sonora donde los sonidos guturales y las atmósferas opresivas reinaban.

– Reverence of Paroxysm: Reverence of Paroxism, con su sonido cavernoso y sus riffs demoledores, nos transportó a las profundidades del infierno. Su presentación fue una oda al death metal más puro y visceral, con solos desgarradores y una batería que golpeaba como un martillo pilón. Sin duda, uno de los momentos más intensos del festival.

– Mizmor: Mizmor, los maestros del doom atmosférico, nos regalaron una noche inolvidable en el Doom City Fest. Su primera presentación en México fue un viaje introspectivo que resonó profundamente en el público. Con letras que exploran las profundidades del alma y atmósferas que te envuelven como una niebla densa, Mizmor demostró por qué son considerados uno de los actos más importantes de la escena actual. Sin duda, una de las mejores actuaciones del festival.

-Abyssal: Abyssal nos transportó a un universo paralelo, donde la oscuridad y la melancolía reinaban. Su sonido, denso y pesado como una losa de piedra, nos dejó sin aliento. Con cada nota, la banda mexicana demostró por qué son una de las promesas más brillantes del doom latinoamericano. Su puesta en escena, oscura y atmosférica, complementaba a la perfección su música, creando una experiencia inolvidable para todos los presentes. Shout out a su bajista que desborda poder y presencia en el escenario como ninguna.

– Weedsnake: Weedsnake nos sumergió en un mar de sludge, una experiencia visceral que sacudió nuestros sentidos. El bajo retumbaba en el pecho, la batería machacaba sin piedad y la guitarra destilaba un sonido corrosivo que nos perforaba los tímpanos. Cada nota era un golpe certero, una invitación a perdernos en la oscuridad. La energía en el escenario era tan palpable que podíamos sentirla en el aire. Fue una experiencia catártica, una liberación de toda la tensión acumulada. Weedsnake nos demostró que el doom metal es mucho más que música, es una forma de vida.

– Eyehategod: Eyehategod dejó el listón muy alto. Su presentación fue, sin lugar a dudas, la cúspide del festival. Con una energía y una intensidad que superaron toda expectativa, nos demostraron por qué son los reyes indiscutibles del sludge metal. El momento en que Mike Williams gritó ‘Come On’ y el público estalló. La interpretación de cada una de sus canciones fue simplemente épica. Los riffs pesados y las letras cargadas de nihilismo nos hicieron sentir vivos. Eyehategod nos recordó por qué el sludge metal sigue siendo uno de los géneros más poderosos y viscerales.

– Weedeater: Weedeater nos regaló una noche llena de riffs pesados y buena vibra. A pesar de los inconvenientes técnicos iniciales, la banda y el público demostraron una paciencia y conexión únicas. Dixie, con su carisma habitual, nos mantuvo entretenidos mientras resolvían los problemas. Una vez que la música comenzó, fue imposible no dejarse llevar por la energía de la banda. Después de más de dos décadas, Weedeater sigue siendo una fuerza a tener en cuenta en la escena del stoner rock. Su concierto fue una prueba de ello.

– Belzebong: Los polacos nos transportaron a un universo psicodélico y lleno de diversión. Con una dosis generosa de psicodelia stoner, nos ofrecieron un sonido único y original. Su sonido pegadizo y sus letras humorísticas crearon un ambiente denso y ponchado como lo que consumen que contagió a todo el público. ¡Una noche para relajarse y disfrutar de buena música!

El Poder del DIY

La escena DIY fue el alma del festival. Al ser organizado por un colectivo de músicos y aficionados, el Doom City Fest logró crear un ambiente auténtico y cercano. Este enfoque DIY permitió que bandas emergentes tuvieran la oportunidad de compartir escenario con bandas internacionales, demostrando que el talento mexicano y latinoamericano tiene mucho que ofrecer.

Un Impacto más Allá de la Música

El Doom City Fest no solo tuvo un impacto en la escena musical, sino también en la cultura en general. Este tipo de eventos contribuye a fortalecer la identidad local y a crear comunidades sólidas. Además, el festival demostró que la música puede ser un vehículo para la expresión personal y la conexión emocional.

Un Futuro Prometedor

El éxito del Doom City Fest 2024 es una señal de que el doom metal tiene un futuro brillante en México. La escena DIY está en constante crecimiento y cada vez son más las bandas y los organizadores que apuestan por este género.

La segunda edición del Doom City fue una experiencia inolvidable que nos dejó con ganas de más. Este tipo de eventos demuestran que la música tiene el poder de unir a las personas y de crear comunidades fuertes. ¡Larga vida al doom metal y a la escena DIY mexicana! Y sobre todo ¡Larga vida al Doom City Fest!

Abrazo a todxs lxs que hacen posible este grandioso festival y… que bueno que revivió.

Crónica: Domenika Alamo | Redacción: Abel Huerta | Fotografías: Domenika y H. López

Un comentario sobre «Doom City Fest 2024: Un Infierno Sonoro y el Corazón de la Escena DIY Mexicana»
  1. No imaginé que fuera DIY así que dobles felicitaciones. La verdad iba a ver a EHG, banda que descubrí en los 90’s con su disco Dopesick y que siempre admiré por ese hardcore lento y brutal y esas reminiscencias de Melvins y Black Flag. Quería ver a Mike antes de que le hicieran un segundo trasplante por alcohólico. Y fue tan emocionante. Empezaron con una de las rolas más icónicas del Sludge Doom, empezaron como reyes y tocaron brutal. Fue como estar en NOLA y, Dixie Whiskey fue, sin lugar a dudas, no sólo la rola de culto sino un statement: “Estamos en New Orleans, Motherfuckers, CDMX es el nuevo Vietnam.” No había mosh pit, pero pronto se armó el moshing y en un momento los riff de Jimmy y los gritos de Mike me tenían en el slam que se había improvisado. Fue tan pinche divertido que los dolores del ejercicio al día siguiente valieron cada pequeño esfuerzo. Every Thing resonaba con una acústica impecable que agradecieron esos distortion y overdrive que mostró Jimmy. Ver un pedal analógico -y escucharlo- es una experiencia que ya no es tan común. Y la voz de Mike. Sigue gritando como en 1996, sigue siendo el puto amo del hardcore pero lejos de la violencia del hardcore veloz, su actitud trasmitía una desesperanza y locura que podíamos ver cuando se esposaba con el cable del micro y se lo ponía de bozal. Mi puta locura era su locura, su nihilismo el mío. Kill your boss se transformó en un kill myself y mi garganta quedó destrozada de tanto gritar. Estaba feliz, exhausto, empapado de sudor y de cerveza. Me divertí como enano, con una de las bandas mas brutales, violentas y hermosas que han existido jamás. Así que gracias por traer a una de las bandas mas importantes de la escena underground del hardcore de los 90’s, sobre todo con una organización, sonido y ambiente tan agradable. Larga vida al Doom metal.

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